
Un singular caso de defraudación patrimonial en una familia cometido hace 14 años comenzó a ventilarse ayer en juicio oral y público en el fuero de 8 y 56. El hecho se produjo en febrero de 2011, cuando una mujer llevó a su esposo, Roberto Iglesias, a firmar la venta del 50 por ciento de un departamento a favor de una sobrina, aprovechando el estado senil del hombre, según planteó la fiscalía al inicio del debate.