Condenado por violar a una nena de ocho años de edad en City Bell

Era la hija de su ex pareja. La sentencia acreditó los aberrantes vejámenes. El acusado amenazaba con cortarle la lengua si lo contaba. Testimonio clave en Cámara Gesell. Desgarrador contexto de pobreza y vulnerabilidad.

Policiales 18 de septiembre de 2023
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El Tribunal III de La Plata condenó en juicio oral y público a Ramón Oscar Almirón (47), alias “Chirola”, a la pena de ocho años y tres meses de prisión por el delito de “abuso sexual gravemente ultrajante agravado por ser encargado de la guarda”.

En el fallo se dio por probado que “Chirola” abusó en forma reiterada de quien era la hija de una ex pareja suya, quien se la dejaba a su cuidado durante cierto lapso de tiempo. 

La víctima, de tan solo 8 años al momento de los ataques sexuales, narró los padecimientos en Cámara Gesell. Las pericias psicológicas y el legajo escolar permitieron reconstruir las enormes secuelas traumáticas que fue sufriendo la víctima. 

El veredicto fue dictado por el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) III, integrado por los jueces Ernesto Domenech, Santiago Paolini y Andrés Vitali. Si bien los magistrados validaron el alegato acusatorio, la fiscal de juicio Victoria Huergo apelará el fallo para que se imponga una pena mayor.

Asimismo, los jueces manifestaron que debe ser considerado como “un hecho de violencia contra la mujer” en los términos de la Convención Belém do Pará a través de la cual el Estado está obligado a brindar protección privilegiada a la víctima. A esa convención adhiere tanto la legislación nacional como la provincial. 

El dictamen detalló que la niña MLC de 8 años, vivía en 2016 junto con sus hermanos y su madre en el barrio El Rincón, localidad de City Bell, “en un contexto de singular vulnerabilidad, caracterizada por una vivienda precaria con piso de tierra, cierta promiscuidad, episodios de violencia y una deficiente atención familiar, especialmente de su madre y con consumo de drogas”. 

“MLC no conocía a su padre. Y tenía 6 hermanos de diferentes parejas de su madre, una hermana mayor que ella y otros cuatro menores, separados de su progenitora”, consignó el fallo. 

También se precisó que la niña asistía a la escuela primaría 42 de City Bell donde acudía “en mal estado en general, sucia, sin haberse alimentado en forma adecuada y con la misma ropa reiterados días”. 

Durante el juicio se acreditó que su madre dejó a MLC junto a sus hermanos menores en la vivienda del padre de éstos de calle 136, 429 y 430. Los niños eran dejados en esa vivienda por unas horas para que su madre pudiese comprar útiles en la ciudad de Buenos Aires. 

“En el interior de un baño de la vivienda, el padre de los hermanos menores de MLC le introdujo los dedos en su vagina y la obligó a que le realizara tocamientos en sus genitales -puntualizó el dictamen-, el agresor la amenazó para que no contara nada”. 

Además de la declaración en Cámara Gesell, la sentencia tuvo en cuenta el legajo escolar. Allí la nena había testimoniado “nos cagábamos de hambre, a veces llorábamos porque no teníamos nada en la panza, varias cosas que pasaban en mi casa eran horribles”. Dijo que tanto ella como sus hermanitos iban a la casa de “Chirola” porque en su casa la pasaban mal y nunca había nada para comer.

Como agravante de la pena, el tribunal ponderó las amenazas y el temor desplegado ante la niña, la corta edad de la víctima y la extensión del daño causado.

 La pastora

 Una pastora de una iglesia mormón de la zona describió la situación de pobreza, y cómo la madre de MLC ejercía violencia contra sus hijos. Esta testigo dijo que le tuvo que sacar el teléfono porque la nena “se toma fotos pornográficas y las pasaba”. Le había dicho que las vendía y con eso vivía, o conseguía sustancias para poder olvidarse. 

Fue la pastora también la que llevó el celular a la comisaría y la que denunció en la fiscalía. Recordó que siempre la nena iba a su casa porque tenía hambre. 

 La cocinera

 MLC declaró dos veces en Cámara Gesell. También dijo que había sido violada con acceso carnal además de todas las agresiones sexuales que le realizó. Consignó que el acusado la amenazaba diciendo que, si le contaba a su madre o a alguien más, “le iba a cortar la boca y la lengua”. 

El testimonio de la cocinera fue clave. Dijo que MLC “era divina, pero comía poco”. Le insistían en que lo haga. “Lloraba y le decía que el papá las tocaba. No quería volver a la casa”. Fue la pastora la que le contó lo escuchado a una maestra para que se active el protocolo de abuso sexual. 

 La perito

 La perito psicóloga y trabajadora social especializada en niños, Claudia Salvi, expresó durante el juicio que “el indicador de veracidad en abuso no es la memoria fotográfica de la víctima, sino todas las secuelas que condicionan su vida y todas las cosas que le van pasando en su vida que muestra el trauma que sigue presente”.

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