Piden condena a policías por espectacular fuga en Comisaría del microcentro platense

Una fiscal había procesado a siete uniformados. No todos arribaron a juicio. Los evadidos dijeron que fue a cambio de dinero y “favores”: debían robar para los policías que los dejaron fugar. Uno, muy excedido de peso, no pasó por el boquete.

Región22 de agosto de 2024
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De película. Demasiado real para no ser ficción. El juicio por la fuga de la principal Comisaría de La Plata, la “Primera” ubicada en la céntrica Avenida 53 entre 9 y 10, está por arribar al veredicto. La fiscal pidió la condena de los policías imputados. Los reos dijeron que los dejaron fugar a cambio de dinero y otros favores, como el de robar y compartir el botín con los uniformados que los dejaron escapar. 

Boquetes. Escape a una casona contigua. Todo, frente al coloso edificio del Teatro Argentino. Una trama cinematográfica, que a la espera del fallo final, preanuncia su desenlace abierto. 

Es que allá por 2001 cuando se produjo aquel escape “no tan perfecto”, la noticia conmocionó al país. Los relatos de los testigos repetían e ironizaban con la fallida fuga del detenido que iba último y no pudo escapar porque era demasiado obeso para el boquete realizado en la medianera de la seccional Primera. 

En su alegato acusatorio, la fiscal de juicio pidió la pena de tres años de prisión en suspenso más la inhabilitación para el ejercicio de cargos públicos para los cuatro policías acusados por la fuga de dos detenidos de la comisaría Primera.

El pedido de sentencia recayó sobre Franco Daniel Panne y Marcelo Cifuentes, procesados por “falsedad ideológica de documento público” junto a Cristian Eduardo Silva y Raúl Alberto Moreno, sindicados por la presunta conducta típica de “cohecho”.

La espectacular fuga fue “denunciada” el 2 de agosto del año 2011. La fiscal que investigó y procesó a los policías fue la titular de la Unidad Funcional de Instrucción y Juicio (UFIJ) 7 de La Plata, Virginia Bravo. En total, la fiscal llegó a imputar a siete uniformados. 

Durante su alegato, la fiscal Silvina Langone pidió tres años de prisión de ejecución condicional para todos los imputados más las condiciones de buena conducta: constituir domicilio, abstenerse de cometer delitos y someterse al Patronato de Liberados con presentación bimestral.

En tanto al referirse a los otros dos acusados, Silva y Moreno, ambos imputados por supuestas coimas, la fiscal Langone también pidió la inhabilitación absoluta perpetua para la función pública. 

En relación a los policías sindicados Panne y Cifuentes, la fiscal solicitó al Tribunal, para ambos, la inhabilitación especial por cinco años para ejercer cargos públicos, establecida en el artículo 20 bis del Código Penal.

Al momento de considerar los agravantes de la pena, la fiscal tuvo en cuenta “la pluralidad de personas” que intervinieron en el hecho y en relación a la falsificación de instrumento público para los acusados Panne y Cifuentes contempló su condición de funcionarios policiales.

El alegato fue pronunciado ante la jueza Claudia Grecco, a cargo del juicio oral, a la vez titular del juzgado en lo correccional 4 de La Plata. La magistrada anunció la lectura del veredicto para el próximo martes 27 de agosto.

 

Un agujero en la pared

 

En la etapa de instrucción preliminar, la fiscal Virginia Bravo había procesado a siete policías de la Comisaría Primera de nuestra ciudad por la cinematográfica fuga de dos presos a través de un agujero que hicieron en una pared lindante con una vivienda familiar. El tercero, que es obeso, quedó atascado en el boquete, tal como se acreditó en el expediente.

Los dos reos que se habían fugado -Jorge Rafael Almirón y Adrián Saúl Rivero-, pudieron ser recapturados en poco tiempo. En sus declaraciones ante la fiscal revelaron que persona policial les facilitó la fuga a cambio de una fuerte suma de dinero y de futuros “trabajos” a modo de contraprestación. Revelaron que  debían cometer tres hechos delictivos, cuyos botines serían “marcados” por los mismos uniformados.

La fiscal Bravo citó entonces a indagatoria a los efectivos Cristian Eduardo Silva, Raúl Alberto Moreno y Guillermo Diego Salas por el delito de “cohecho”. En tanto, el comisario Marcelo Tidoni, estuvo sindicado por la fiscal bajo el cargo de “favorecimiento culposo de evasión”.

A partir de aquel dictamen, los policías Franco Daniel Panne, Marcelo Cifuentes y Patricio Masana fueron procesados por “falsedad ideológica de instrumento público”. 

El apellido de Masana volvió a ser noticia años después, cuando resultó sentenciado por el millonario robo en la casa del entonces intendente de La Plata, Julio Garro, ocurrido en marzo de 2016.

Al dar por finalizada la investigación, y previo a la elevación a juicio oral, la fiscal Bravo concluyó que el escape no pudo haberse concretado “sin la evidente colaboración del personal policial de la dependencia”.

 

La casona de Ignomiriello

 

Al ser indagados por la fiscal, los tres reos dijeron que tardaron tres días en realizar el boquete con herramientas que les proveyó personal policial. También contaron que hubo un pacto previo. Les prometieron que ganarían su libertad a cambio del pago de cincuenta mil pesos. El policía Salas fue apuntado como el “recaudador” del acuerdo.

Los evadidos indicaron a la fiscal que el acuerdo con los policías de la Primera implicaba que, una vez que los tres presos hubieran ganado la calle, debían cometer tres hechos delictivos: asaltar oficinas donde funcionaba “una mesa de dinero”, a un “prestamista” y a una “pareja de ancianos” que cobraba pensiones y jubilaciones europeas. “Él en dólares, ella en euros”, se precisó en el expediente. 

En la reconstrucción de los hechos, se estableció que los detenidos debieron perforar los 30 centímetros de la pared más 10 centímetros del hormigón de la celda. La sospecha de complicidad policial siempre presente, por el tiempo que tardaron y el ruido que seguramente hicieron.

Los dos evadidos salieron al patio de la casa de Miguel Ignomiriello, gloria de Estudiantes en la década del ‘70, quien vive en la vivienda lindera a la seccional. 

 

Recapturas

 

Las crónicas policiales de aquellos días reflejaron que antes de la una de la madrugada de aquel día, los Ignomiriello saltaron sobresaltados de la cama. En minutos, su casa era “un mundo de policías”. Requisaron los fondos de la vivienda y encontraron una escalera con la que los prófugos subieron a los techos y desde allí ganaron la calle.

La Policía extendió el alerta radial a toda la región y se dispuso un operativo cerrojo. Rivero fue hallado minutos después de las tres de la tarde del 2 de agosto de 2011 en su propia casa, ubicada en el Barrio Náutico (ex Barrio Chino) de Berisso, manzana 2 casa 28.

Almirón, con domicilio en Romero, fue capturado unos días más tarde. Las recapturas fueron demasiado simples. Y eso también llamó la atención a los investigadores. 

Aquella fuga fue advertida en los primeros minutos del 2 de agosto de 2011, en el momento en el que un efectivo procedía a encerrar en las celdas a los reos, lo que en la jerga se conoce como “engome”.

En el calabozo había once detenidos. El protocolo indica que cada noche los presos son encerrados en sus respectivas celdas y a la mañana siguiente nuevamente se les abre la puerta para que puedan salir al sector de encierro común. Rivero y Almirón “salieron al patio de la casa vecina y luego fugaron, creemos que por los techos”, relató entonces el ex titular de la Distrital Centro de La Plata, Daniel Piqué.

El entonces titular de la dependencia Marcelo Tidoni fue desvinculado del caso por la prescripción de la causa. Al poco tiempo fue sobreseído. 

 

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