Una startup platense está cambiando la forma de entrenar cirujanos

George Kassis impulsa MedicalSim, una empresa que fabrica simuladores quirúrgicos y desarrolla software educativo único en el país.

Región15 de octubre de 2025
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Por: Gabriel Ríos Malan, de www.serindustria.com.ar especial para Capital 24

 

En 2007, George Kassis llegó a la capital de la provincia de Buenos Aires desde Junín para estudiar ingeniería electrónica en la Universidad Nacional de La Plata. Nada en ese momento hacía pensar que años después terminaría fundando una startup de tecnología médica. Su mundo era otro, pero una pregunta personal, casi íntima, lo llevó a crear un puente entre la electrónica y la medicina.

 

La historia de MedicalSim empezó una década después, en 2017, cuando Kassis decidió armar una impresora 3D. En ese entonces no pensaba en hospitales ni en cirugías. La imaginaba útil para fabricar maquetas arquitectónicas o matrices para la industria. Hasta que la enfermedad de su abuelo lo hizo mirar en otra dirección.

 

“Mi abuelo George tenía 93 años. Se enfermó y me puse a pensar cómo podía ayudar, aunque no soy médico”, recuerda. En esa búsqueda, descubrió que en algunos lugares del mundo se empezaban a imprimir réplicas tridimensionales de órganos humanos a partir de tomografías o resonancias. El objetivo era que los cirujanos pudieran estudiar la anatomía del paciente y practicar antes de entrar al quirófano.

 

Kassis tenía los elementos básicos: la impresora y el conocimiento técnico. Le faltaban las imágenes médicas. Buscó una resonancia y, con paciencia, imprimió su primer biomodelo. “Después fui al cirujano de Junín que iba a operar a mi abuelo, pero la cirugía ya no era posible. Era muy grande y no resistiría la anestesia. Me quedó la inquietud. Tal vez mi abuelo fue la excusa para arrancar con esto”, dice.

 

El resultado fue un objeto simple, pero con una carga simbólica fuerte: una pieza impresa que reproducía con precisión la anatomía de una persona real. A partir de esa experiencia, Kassis entendió que había algo más grande detrás de lo que había hecho: una herramienta que podía ayudar a los médicos a reducir la incertidumbre previa a una cirugía. “El médico siempre decía: hasta que no opere, no sé con qué me voy a encontrar. Yo pensé: ahora sí podés saberlo”, aclara.

 

En esos años, la impresión 3D todavía era una tecnología incipiente. En Argentina, su uso en medicina era casi experimental. El primer biomodelo de Kassis, realizado junto con un médico del Instituto Médico Platense, le llevó cuatro meses de trabajo. Lo que hoy se consigue en horas entonces requería semanas de prueba, calibración y errores.

 

Un nuevo modelo de negocios

 

Con el tiempo, MedicalSim se consolidó como un espacio híbrido entre ingeniería, medicina y educación. La pandemia aceleró ese proceso. En 2020, cuando los quirófanos cerraron y sólo se realizaban cirugías de urgencia, el equipo de Kassis se enfrentó a un dilema: no había pacientes, no había cirugías, no había biomodelos. Pero había médicos que necesitaban seguir entrenando. 

 

“Nos dimos cuenta de que lo que estábamos haciendo también era educación”, explica y cuenta que “dejamos de imprimir biomodelos y nos enfocamos en el entrenamiento médico”.

 

De ese giro nació LapBodySim, un simulador de prácticas quirúrgicas laparoscópicas. Su diseño es sencillo pero funcional: una estructura que reproduce el abdomen de un paciente, equipada con una cámara y herramientas quirúrgicas reales. 

 

Conectado a un televisor, permite simular las condiciones del quirófano sin necesidad de estar en uno.

 

Durante la pandemia, los simuladores se convirtieron en una alternativa real para los residentes y cirujanos que no podían acceder a operaciones. “Ellos seguían yendo al hospital por el Covid, pero no tenían cirugías. Con el simulador podían mantener las habilidades, o incluso mejorarlas”, explica Kassis.

 

Hoy MedicalSim ofrece dos líneas principales: la venta del simulador y la capacitación médica. La empresa fabrica los equipos en Villa Elisa, en las afueras de La Plata y asesora hospitales que quieren montar sus propios centros de simulación. El modelo de negocio se apoya tanto en la venta de producto como en el servicio educativo.

 

En los últimos años, la startup instaló simuladores en Buenos Aires, Corrientes y Salta, además de exportar equipos a Uruguay, Paraguay, Bolivia y España. En Salta, por ejemplo, MedicalSim inauguró un centro de simulación en alianza con Metanoia, una institución educativa local. “Ellos nos compraron todo para armar la parte de laparoscopía y trabajamos en conjunto para que los certificados de los cursos tengan aval del Ministerio de Salud de Salta”, cuenta.

 

El desarrollo tecnológico fue otro punto de inflexión. A diferencia de otros simuladores, el LapBodySim se conecta directamente al televisor sin necesidad de una computadora. Ese detalle, que parece menor, tiene un impacto económico porque reduce costos y simplifica el armado de los centros de simulación. Pero el diferencial más importante está en el software que Kassis y su equipo desarrollaron.

 

El programa permite medir en tiempo real los movimientos de las manos del cirujano, la velocidad, la distancia recorrida y la suavidad de los movimientos. Con esos datos, genera gráficos que luego los instructores pueden revisar, incluso de forma remota. “Antes la práctica dependía mucho del criterio del instructor. Con esto, la práctica pasa a ser cuantitativa”, explica.

 

El software no reemplaza al docente, aclara Kassis, pero le da una herramienta nueva: la posibilidad de analizar resultados objetivos y detectar patrones de entrenamiento. Si un médico entrena en Salta, otro en La Plata y un tercero en Corrientes, todos pueden ser evaluados con los mismos parámetros. El sistema, además, incorpora inteligencia artificial para procesar métricas y generar bases de datos que permitan mejorar las prácticas futuras.

 

MedicalSim creció sin inversionistas externos. Kassis y su equipo eligieron avanzar con financiamiento propio, una decisión poco común en el ecosistema de startups tecnológicas. “Eso nos hizo crecer más lento, pero sabíamos que estábamos desarrollando herramientas que no existen. No hay otro software como el nuestro en Argentina. Simuladores puede haber, pero iguales a los nuestros, no”, afirma.

 

El panorama de la tecnología médica en el país, admite, no siempre es fácil. La adopción de nuevas herramientas suele ser lenta y los procesos de financiamiento, largos. Pero el cambio está en marcha. “Hoy ya es más natural hablar de inteligencia artificial o de simulación médica. Las instituciones empezaron a incorporar tecnología y eso achica la brecha con otros países”, sostiene.

 

“Lo que buscamos es facilitar el entrenamiento del médico, que pueda practicar de manera accesible y mejorar sus habilidades. Cuantas más horas de vuelo tenga, mejor va a ser su práctica en el quirófano”, dice.

 

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