La defensa de Landívar hizo saber al juez Andrés Vitali, a cargo del juicio, su intención para que declare el acusado. 

La declaración del imputado llega a este debate luego de dos peritos psiquiatras descartaran la emoción violenta que esgrime la defensa, validando a su vez la teoría de un crimen intencional con premeditación y alevosía. 

La fiscal Victoria Huergo tiene por acreditado a través de la instrucción del caso que la noche del 6 de octubre del 2018, Landívar fue a la casa de su ex dispuesto a torturarla junto a su nuevo novio. Y allí montó una suerte de escena sexual con consumo de estupefacientes. Algo tan descabellado que pudo ser descubierto por los investigadores. 

“Ahora si empezó la fiesta”, fueron las palabras que el acusado de 64 años utilizó para ingresar abruptamente en la casa de su ex, identificada con las iniciales SR, con tuvo dos hijos y de quien llevaba más de 4 meses separado.

Según la reconstrucción testimonial, S.R. tras los tormentos sufridos, logró sobrevivir tras varios días de internación. Ella se despertó en la escena del crimen. A su lado estaba el cadáver de su novio, el ciudadano uruguayo Fernando Waldemar Torres Guerra, de 49 años.

S.R. había invitado a su nuevo novio a su casa de 140 y 49, de Los Hornos, y era la 1 de la madrugada cuando Landívar ingresó de manera intempestiva, con un arma de fuego en la mano y un bolso, con lo que para la Justicia buscaba perpetrar un doble crimen y salir impune montando una escena sexual: “Miraba series de asesinos en Netflix, como Dexter, y últimamente se la pasaba mirando El Marginal, también me dijo que había trabajado en inteligencia”, contó S.R. esta semana ante el jurado popular. 

Un gel íntimo, una carabina, una picana, consoladores, precintos plásticos, una manguera, un babydoll y una bolsa de nylon utilizada para hacer “submarino seco”, fueron los elementos descriptos por S.R. y encontrados en el lugar. 

Antes de asesinar a Torres Guerra, Landívar lo humilló. La obligó a S.R. que le ate las manos a la silla de ruedas en la que su novio se desplazaba.

Luego usó una picana para amenazar a ambos y con frases como “no le funciona la p…” y “me cambiaste por éste”. Fue allí que Torres Guerra se hizo pis ante semejante situación. Según S.R. también dijo “Landívar me agarró de los pelos y me quería obligar a que le practique sexo oral adelante de Fernando”. 

Las maniobras de “submarino seco”, con una bolsa de nylon, sobrevinieron después. El acusado envolvió la cabeza de Torres Guerra y usó una manguera conectada a una salida de gas. “Cuando la bolsa se quedaba sin aire se la sacaba de la cabeza y luego se la volvía a colocar, lo hizo cuatro veces”, rememoró entre llantos desconsolados S.R. ante los miembros del jurado ciudadano.