“Hay secretos” y “En una cajita de fósforos”: ¿Por qué les molestan tanto al Gobierno nacional?

Las infancias están en peligro si les quitan sus derechos. La polémica que se armó luego de que intentaran hacer desaparecer una canción y una poesía que eran utilizadas en las clases de ESI, hicieron que ahora, un país entero decida cantarles a sus hijos y leerles, desde el amor, un claro mensaje: nadie tiene derecho a tocarlos ni a violar su intimidad.

Actualidad 15 de enero de 2025
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Por Florencia Mascioli, de la Redacción de Capital 24 

 

En medio de un recorte intencional por parte del Gobierno Nacional que comenzó con el desprestigio de las conquistas que las mujeres logramos en materia de derechos –sobre todo en el ámbito de la violencia de género que no nos da respiro, porque desde que comenzó el 2025, en Argentina se registró un femicidio cada 20 horas-  pareciera que todo aquello que ponga a los hombres en el ojo de la tormenta y requiera que sean juzgados (valga la redundancia, por la Justicia), les estaría dando un poco de miedo.

Tras el recorte que pone en duda la continuidad de un sinfín de políticas de género que nos intentaban mantener vivas, ahora el foco estuvo puesto en el lugar equivocado: el país entero saltó ante una decisión atroz, intencional e innecesaria tomada por medio de la Secretaría de Educación: eliminar del portal www.educ.ar dos contenidos cruciales para la enseñanza de la ESI en las escuelas tales como “Hay secretos” –una canción del grupo santafesino “Canticuénticos”- y “En una cajita de fósforos”, una poesía de María Elena Walsh. 

Ambas creaciones artísticas abordan temáticas vinculadas a los “secretos” de niñas, niños y adolescentes y proponen, desde la música y la poesía, invitar a las infancias a no guardarse todo aquello que duele y les incomoda y a poder elegir con quién compartirlo. El sitio web en el que estaba subido el lineamiento curricular que utilizaba la canción y la poesía se proponía, a partir de estos dos recursos, “la construcción progresiva de la autonomía en el marco del cuidado y el respeto del propio cuerpo y del cuerpo ajeno; el reconocimiento y la expresión del derecho a recibir cuidados y respeto por parte de las personas adultas de la sociedad; y la construcción de habilidades para expresar la defensa de la integridad personal (biopsíquica y espiritual)”. Y considerando que desde su instauración en las escuelas, la ESI (educación sexual integral) tiene como finalidad (según el sitio www.educ.ar) enseñarles a los niños y niñas a cuidar el cuerpo y la salud, además de que aprendan a ejercer sus derechos, ahora, decidir quitar puntual y abruptamente estos contenidos de los espacios curriculares nos lleva a pensar que la intención es clara: adoctrinar al sistema educativo para que todo aquello que permita que las infancias se desarrollen con el mayor respeto por su cuerpo, su intimidad, su integridad y sus derechos, sea eliminado de un plumazo.

Entonces, ¿a qué le tiene miedo el Gobierno nacional? ¿A una canción y a una poesía? ¿O a los secretos que guardan las infancias? ¿Qué hay detrás de esos secretos y qué pasa cuando salen a la luz? Tal vez, el remedio les cueste más que la enfermedad porque, cuando menos se sabe, menos se hace, y cuanto menos se haga, más fácil es. Todo es más fácil si nadie puede contar nada. 

Pero, ¿y los derechos de las infancias? A simple vista parecen ser unos derechos más de esos que tanto les molesta a los que solo piensan en negociados y en términos de economía simplista. 

 

La ESI y la prevención del abuso

 

La Ley Nacional N° 26.150, conocida como la Ley de Educación Sexual Integral (ESI), se sancionó el 4 de octubre de 2006 y está orientada a transmitir conocimientos científicos actualizados sobre los distintos aspectos que hacen a la educación sexual. Hace unos meses, desde el gobierno nacional habían expresado que objetivo principal de esta Ley era querer "exterminar a la población" en función de que cuidemos al planeta, al punto tal de "eliminar a los seres humanos". 

Lo que quizás se deja a un lado con esta concepción es que la ESI contribuye a que las niñeces y adolescencias puedan detectar situaciones de violencias y abusos. En 2023, durante una clase en una escuela primaria bonaerense y después de realizar una actividad con la canción “Hay secretos” de Canticuénticos, una maestra contó: “ese día hablamos de cómo cuidar nuestro cuerpo al jugar y les enseñé que si jugamos a la mancha, no se pueden tocar en cualquier parte” y agregó: “en el recreo me contó que un familiar le tocaba todas las partes de su cuerpo, incluso las que yo había dicho que otra persona no debía tocar”, por lo cual el colegio tuvo que activar el protocolo para este tipo de situaciones. Sabiendo eso (y todo lo que no se sabe), ¿nos van a decir que no sirve todo aquello que ayude a las infancias a reconocer la vulneración de sus derechos? ¿Nos van a decir que no suma que un niño entienda qué partes de su cuerpo son solo suyas y nadie tiene permiso para tocárselas? ¿Nos quieren hacer creer que es mejor que no se les enseñe a los chicos cuáles son sus derechos y a qué situaciones y personas le pueden decir “no”? Pareciera que sí. Un 80% de los casos de abuso infantil fueron detectados gracias a la ESI en las escuelas pero, para el gobierno nacional, este tipo de números, al igual que el de los femicidios, no importan. 

 

“En una cajita de fósforos”

 

Otro de los contenidos de la ESI que el gobierno nacional eliminó del sitio www.educ.ar es una poesía de María Elena Walsh llamada “En una cajita de fósforos”, que aborda también la intimidad, los secretos, los sentimientos que queremos compartir y la decisión de con quién sí hacerlo y con quién no. Luego de que se eliminaran estos contenidos, y ante el descontento de un país entero, al gobierno no le quedó más remedio que volver a subirlos porque una Argentina de pie le hizo entender –haciendo ruido- que callarse lo que hace mal y lo que duele, no conduce, nunca, a algo bueno. Ojalá hayan aprendido la lección. 

En una cajita de fósforos                                                 Hay secretos

(María Elena Walsh)                                                         (Canticuénticos)

En una cajita de fósforos                               
se pueden guardar muchas cosas.

Un rayo de sol, por ejemplo
(pero hay que encerrarlo muy rápido,
si no, se lo come la sombra)
Un poco de copo de nieve,
quizá una moneda de luna,
botones del traje del viento,
y mucho, muchísimo más.

Les voy a contar un secreto.
En una cajita de fósforos
yo tengo guardada una lágrima,
y nadie, por suerte la ve.
Es claro que ya no me sirve
Es cierto que está muy gastada.

Lo sé, pero qué voy a hacer
tirarla me da mucha lástima

Tal vez las personas mayores
no entiendan jamás de tesoros
Basura, dirán, cachivaches
no sé porque juntan todo esto.
No importa, que ustedes y yo
igual seguiremos guardando
palitos, pelusas, botones,
tachuelas, virutas de lápiz,
carozos, tapitas, papeles,
piolín, carreteles, trapitos,
hilachas, cascotes y bichos.

En una cajita de fósforos
se pueden guardar muchas cosas.
Las cosas no tienen mamá.

Hay secretos chiqutitos
Que te invitan a jugar
Y hay secretos tan enormes
Que te vienen a asustar

Hay secretos livianitos
Que te llevan a volar
Y hay secretos tan pesados
Que no dejan respirar

No se tienen que guardar
Los secretos que hacen mal
No se tienen que guardar
Los secretos que hacen mal

Si no alcanzan las palabras
Para lo que hay que contar
Inventemos otro idoma
Siempre te voy a escuchar

Acá estoy
Quiero ayudarte, sé que decis la verdad
Ya no habrá que andar con miedo
Porque te voy a cuidar

No se tienen que guardar
Los secretos que hacen mal
No se tienen que guardar
Los secretos que hacen mal

No se tienen que guardar
Los secretos que hacen mal
No se tienen que guardar
Los secretos que hacen mal

Ya no habrá que andar con miedo
Porque te voy a cuidar

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