“Querer”: la nueva miniserie que hace foco en el consentimiento durante el matrimonio

Una mujer se anima a denunciar a su marido por abuso sexual continuado durante veinte años. Dos hijos que siguen el legado machista de un padre que cree poder con todo. Y una madre que se enfrenta a una sociedad entera, e incluso, a sus propios miedos: aunque tenga que dar batalla en soledad.

Sociedad & Cultura22 de septiembre de 2025
14 PRINCIPAL

Por Florencia Mascioli, de la Redacción de Capital 24

 

Un matrimonio. Tres décadas. Dos hijos. Una mujer se anima a denunciar a su esposo por abuso sexual continuado durante veinte años. La vida que cambia de un día para el otro. 

La protagonista es Miren, una mujer de pocas palabras –y pocos gestos- que decide hablar, por primera vez, sobre la violencia de género sufrida durante su matrimonio con Iñigo Gorosmendi, un poderoso hombre de negocios que somete a su esposa, bajo el mismo techo, en todos los sentidos posibles. 

Su palabra será el comienzo y el punto de partida de la división de una familia. Una familia quebrada desde adentro desde hace más de veinte años, en los que la protagonista ha sido víctima de un hombre que todavía cree tener el poder sobre ella, incluso, para intentar convencerla de que retire la denuncia. Y de dos hijos ya adultos que, o no han visto nada, o no han querido ver. 

Después de dar testimonio en una comisaría de Bilbao, España, y con la intención de abandonar el hogar conyugal que compartían, llega a su casa decidida a armar la valija para irse de ese infierno, pero la cancelación del vuelo de su marido hace que todos los planes cambien y que el infierno regrese, al menos por un rato. 

Entre la comodidad dolorosa de la costumbre con la que quisieron hacerle sentir que eso era amor, y el temor a que ese monstruo descubra su intención de huir después de hacer la denuncia, Mira se enfrenta a su miedo más poderoso: después de animarse a hablar, ¿qué es lo que vendría? 

Víctima de violencia y de un machismo imperdonable que la obligó a criar a dos hijos varones bajo la sumisión absoluta a las decisiones de su marido, se enfrentará ahora con una doble condena: la de sus hijos, que deberán elegir si creerle a ella o apoyar la versión de su padre, y la que surge adentro de ella misma: preguntarse una y mil veces si estará haciendo lo correcto. Y me atrevería a decir que a una tercera: la de una sociedad cómplice que decide darle la espalda. 

Mira es una mujer de pocas palabras. O al menos así se ha comportado en la vida durante los últimos veinte años, en su propia casa, bajo el mismo techo de quien, a razón de “haberle dado todo”, le quita lo más valioso que ella puede tener: su propia voz. Ante la denuncia se abren dos frentes de batalla: el de sus hijos, dentro de su propia familia, y el de un sistema judicial que la obliga a enfrentar la agonía de un proceso legal de tener que volver a recordarlo todo, a pasar por ese oscuro lugar en el que se ha transformado su memoria y a buscar una red de apoyo que no ha podido construir nunca, porque su marido se encargó, durante dos décadas, de aislarla de todo, hasta de su propia familia.

El poder y la sumisión, ambos bajo el mismo techo. El temor y la falta de empatía, conviviendo el uno con el otro. La soledad de tener que hacerle frente a una batalla que pareciera más dura a la que tuvo que dar en silencio, en su propia casa, pero esta vez, ante una sociedad que la hará dudar de su cordura, sosteniendo el mismo discurso de siempre: cómo no se animó a contarlo antes. 

La historia de Miren es el relato de tantas mujeres que siguen ahí por temor, por terror, con ese maldito miedo que se apodera de su cabeza y que les roba el alma, dejándose someter a vejaciones en silencio, a naturalizaciones del destrato y del maltrato, a convivir cara a cara con el infierno. Y de la de tantos hombres que creen que tener a su lado a un mujer, es tener el poder sobre su alma, sobre su voz, sobre su tiempo y sobre su cuerpo. 

Te puede interesar
Unidos por el Rock Tandil

Unidos por el Rock: pasión y comunidad en movimiento

Sociedad & Cultura14 de septiembre de 2025

La propuesta nacida en Tandil refleja el espíritu de quienes viven la música como una forma de encuentro. Con una bandera como símbolo y una presencia en redes, el proyecto articula viajes, difusión de bandas locales y experiencias compartidas entre fanáticos.

Ranking