Una locutora platense suelta en Australia: “Los viajes me enseñaron a salir de mi zona de confort”, asegura

Berenice Cinalli tiene 29 años. Se recibió de Locutora Nacional y un día se propuso buscar “nuevos horizontes y aventuras”. Ordeñó vacas, colocó paneles solares y lavó platos. Hoy, desde Australia, le cuenta su historia a Capital 24.

Sociedad & Cultura09 de agosto de 2023
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La platense cuenta que no le costó dejar la ciudad y empieza contando cómo se animó a dar el gran paso: “Cuando terminé el colegio solo sabía que quería conducir algún programa como CQC o MDQ. Me puse a estudiar Periodismo en la UNLP, después me recibí de Locutora y en ese momento los trabajos no eran muy bien pagos. Mi sueño quedó por ahí vagando y busqué otras carreras para aspirar a un “futuro”, relata Berenice Cinalli.

En esta misma línea, cuenta que la pandemia le hizo tomar la decisión final: “Empecé a estudiar Comercio Internacional en la UNQ y después de dos años me picó el bichito de viajar y conocer qué había afuera. Hice mi primer año de working holiday en Australia y volví a Argentina a terminar la facultad pero siempre sabiendo que terminaba y me volvía a ir. La pandemia me sirvió porque cursaba online y trabajaba home office, me liquidó física y emocionalmente. Pero logré recibirme a tiempo en diciembre de 2021, el mismo mes que abrieron frontera en Australia y apliqué a mi segundo año de visa y en marzo me vine sin titubear”, le cuenta a Capital 24 desde el otro continente.

 ¿Casualidad? 

 Berenice recuerda perfectamente cuándo fue que tuvo la idea: “Una vez trabajando de barman para una fiesta de año nuevo conocí a un chico y a los pocos días me levanto un día en casa mamá me guiñó el ojo sobre los chicos que estaban limpiando la pileta: uno de ellos era este mismo chico que estaba juntando plata para irse a Nueva Zelanda. 

Si mal no recuerdo entre charlas de lo que me contaba fue cuando se despertaron esas ganas de conocer qué había afuera”.

Además le cuenta a Capital 24: “Con mi mejor amiga empezamos a indagar un poco, fuimos a charlas de “Yo me animo y vos?” (en donde cuentan todo sobre working holidays). Estábamos súper entusiasmadas. En mi caso sacar la visa era más fácil por tener pasaporte Italiano pero en el suyo se complicaba porque son muy pocos cupos y la página suele colapsar el día de la aplicación. Lo intentamos pero ella no pudo y las ganas quedaron ahí dando vueltas. Después me decidí por irme sola y elegí Australia ya no recuerdo exactamente por qué pero seguramente porque tenía más playas y mejor clima para poder aprender a surfear y se ganaba mejor. En 2017 me puse en campaña para ahorrar plata trabajando de promotora, haciendo changas, conduciendo algunos eventos, grabando publicidades, trabajando los fines de semana en un torneo de fútbol y a mitad de 2018 me fui a la primera aventura”. 

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 La iniciativa

 La platense reconoce que “en su momento buscaba libertad económica para hacer lo que quiera cuando quiera, porque estaba cansada de trabajar por poca plata, sin poder aspirar a mucho en la ciudad. Hoy en día que veo cómo está el país económicamente creo que es la mejor decisión que tomé”.

Si bien reconoce que “nunca me faltó nada en casa, imaginarme en comprar mi propio auto, irme a vivir sola eran cosas que las veía tan lejanas y que requerían de mucho esfuerzo y tiempo de vida de la que no estaba dispuesta a resignar. Al menos con mis experiencias lo sentía así. Hoy en día lo veo diferente, la verdad no sé si porque tengo esa “tranquilidad” económica viviendo acá (porque trabajes de lo que trabajes sabes que podes vivir bien) o porque fui aprendiendo en el recorrido, pero hoy busco seguir nutriéndome de experiencias, personas y lugares. Quiero aprender a surfear, disfrutar más el día aunque no ahorre, pero tener estabilidad mental” y agrega que, por placer, pudo conocer distintos países como Filipinas, Indonesia, Fiji y Vietnam.

 Sus trabajos

 Berenice es locutora pero en los países que recorrió se dedicó a cosas completamente ajenas a su rubro.

En 2017, cuando llegó a Australia, empezó a trabajar lavando platos en un restaurante italiano. Después, en un depósito donde venden distintos productos. Además, trabajó ayudando a los mozos, y hasta llegó a ordenar vacas en un pueblo. 

Tiempo después trabajó como “embaladora” de mudanzas, en un local de impresiones y también colocó paneles solares. Rescata que fue muy importante el trabajo en equipo porque en su mayoría sus compañeros eran latinos y cuenta también que “moverte en Australia es muy caro”. Hasta trabajó en un lugar donde elaboraban vinos.

Actualmente Berenice está trabajando en una empresa que hace exploración de suelo para conocer los minerales que hay. 

Según revela, “de todos estos trabajos, lo que más rescato realmente es toda la gente que vas conociendo en el camino y la diversidad cultural también. Me acuerdo que cuando trabajaba con unos chicos que eran de la India sabiendo que en un tiempo se tenían que ir de vuelta para su país para casarse con matrimonios ‘arreglados’. Y contaba que él no se quería casar porque no estaba enamorado de esa chica, tenía otro amor. Y nosotros intentábamos decirle que no lo haga pero eso es tan cultural que lo iba a tener que hacer igual y de hecho creo que se casó y lo vimos por redes sociales. La verdad que es muy loco”.

 La enseñanza

 La platense cuenta que “tuvo la suerte  (buscada con mucho esfuerzo y trabajo) de poder conocer Australia, Philipinas, Indonesia dos veces, Fiji y Vietnam” y revela qué aprende de estas experiencias que vive a diario: “Los viajes me enseñaron a ver que la realidad que vivía en Argentina no era la única, a salir de esa “zona de confort”. Me abrió la cabeza en varios aspectos como conocer diferentes culturas, costumbres, comidas, idiomas, que por más de tener todas estas diferencias, te das cuenta que al fin y al cabo somos lo mismo.  Aprendí a ponerme en el lugar del otro, a ser más humana y empática con el de al lado.  Un poco de historia, de geografía, mejoré el inglés y aprendí a comunicarme sea como sea aunque no sepa el idioma o no tenga un traductor a mano. Pero sobre todo también aprendí mucho sobre mí misma poniéndome a prueba, reconociendo mis capacidades, mi intuición. Aprendí a valorar mucho más a las personas que tengo al lado en cada momento, agradecer cada experiencia, cada instante”.

Por último revela que la adrenalina de vivir el presente es lo que más la motiva: “Al no saber de qué quiero vivir, de qué quiero trabajar, aprovecho la posibilidad de estar en Australia para trabajar de lo que pueda, pero pudiéndome dar los gustos de aprender a surfear, tener la libertad de manejarme en mi propio auto, viajar dónde y cuándo quiera y aún así ahorrar un poco de plata. Sé que no es para toda la vida, pero ahí sigo en búsqueda constante de a qué dedicarme”.

 Volver a la Argentina

 Hace unas semanas regresó al país para “recargar pilas” de familia y amigos y confiesa: “El reencuentro fue hermoso. Era la primera vez que volvía de visita con pasaje de vuelta y siento que por eso exprimí mucho más el tiempo porque era cortito (casi dos meses). Disfruté mucho y descansé después de un año de bastante trabajo. La despedida costó un poco pero lo bueno es saber que la familia y los amigos y amigas siempre van a estar ahí, bancando y esperando ese regreso”.

 

 

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