La casa de Barreda: tragedia y culto al abandono

Corría el mes de noviembre de 1992 y la ciudad de La Plata se conmocionaba con una noticia por demás trágica: un reconocido odontólogo había asesinado a su mujer, a sus dos hijas y a su suegra.

Actualidad 14 de junio de 2023
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El domingo 15 de noviembre de 1992 era un día apacible, soleado y bien primaveral en la ciudad de La Plata, que por esos tiempos estaba acostumbrada a la paz clásica de esa jornada semanal de fin de semana. Sin embargo, ese día en una casona de estilo fundacional ubicada en el centro de la ciudad, en calle 48 entre 11 y 12, se estaba llevando a cabo una de las peores tragedias que se recuerdan: un cuádruple femicidio.

El autor de esa masacre fue el odontólogo Ricardo Barreda. Sus víctimas fueron su esposa Gladys Mac Donald (57 años); su suegra Elena Arreche (86) y sus hijas Cecilia (26) y Adriana Barreda (24). Las cuatro mujeres fueron asesinadas con disparos de escopeta.

En un comienzo, si bien el odontólogo negó la acusación del cuádruple asesinato e intentó hacer pasar el hecho como la consecuencia de un robo a su casa, finalmente confesó, dijo que las atacó debido a “los maltratos que recibía de todas ellas”. En 1995 fue condenado a prisión perpetua.

Sin embargo, de acuerdo a lo que se ventiló en el juicio y posteriores declaraciones de su parte, se dice que en la calle 48 entre 11 y 12, Barreda fumó un cigarrillo mientras veía los cadáveres de su esposa, su suegra y sus hijas.

También se sostiene que luego de cometer esos asesinatos fue al Cementerio de La Plata  (131 y 72) a ver a sus padres, al zoológico porque lo relajaban las jirafas y los elefantes y a la noche invitó a su amante a comer pizza y a un hotel alojamiento. 

La versión de entonces indica que cuando volvió a su domicilio llamó a la Policía y dijo que ladrones habían asaltado la casa. Confesó a las pocas horas, en ese mismo lugar, con un cigarrillo en la boca, ante un comisario. 

 Condenado, pero libre

 Pese a que había sido condenado a prisión perpetua, en mayo de 2008 Barreda abandonó la Unidad Penal 9 de La Plata al ser beneficiado con un arresto domiciliario y se fue a vivir con su nueva pareja, Berta “Pochi” André, quien murió en julio de 2015 como consecuencia del deterioro de su salud a raíz de graves problemas neurológicos.

En diciembre de ese mismo año, el dentista recibió la libertad condicional. Y en mayo de 2016 se declaró “extinguida la pena” y se hicieron “cesar las accesorias legales impuestas”.

A partir de esta resolución, Barreda quedó en plena libertad y ya no tuvo que ser controlado por la Justicia.

Pero poco después se presentó solo en un hospital de la localidad de General Pacheco (en el Partido bonaerense de Tigre) con una identidad falsa y visiblemente desmejorado, donde permaneció internado durante 457 días debido a un cuadro de deterioro de su salud mental, según dijeron entonces los médicos que lo asistieron.

Al final, en julio de 2017 salió del centro asistencial y fue enviado a una pensión de General Pacheco, tras lo cual se mudó a San Martín, donde estuvo alojado varios meses en el Hospital Eva Perón.

Finalmente, el 10 de marzo de 2020 quedó internado en el geriátrico “Del Rosario”, de José C. Paz, hasta que el 25 de mayo murió, a los 84 años.

 Reapertura de la casona

 En septiembre de 2022, la casona en la que Barreda asesinó a sus hijas, esposa y suegra volvió a ser abierta para retirar dos autos que permanecían todavía en el lugar, en el marco del inicio de los trabajos de limpieza que permitirán reabrirla como un centro de atención a las víctimas de violencia de género.

Según se comentó, vecinas y vecinos del lugar se sorprendieron cuando una grúa retiró del garaje un viejo Ford Falcon y un DKW que habían pertenecido al odontólogo y se hallaban abandonados desde el cuádruple femicidio.

Muchos recuerdan que la última vez que el dentista usó ese Falcon fue para manejar hasta Punta Lara, donde arrojó la escopeta Víctor Sarrasqueta con la que acababa de acribillar a su familia.

El retiro de los dos vehículos formó parte del proceso que se estuvo llevando a cabo en el lugar antes de que las autoridades provinciales concreten el traspaso del inmueble al municipio de La Plata.

Luego, en octubre de ese mismo año, cuando se consolidó la toma de posesión de la casa, la ministra de Mujeres, Género y Diversidad Sexual bonaerense, Estela Díaz, explicó que la vivienda de la familia Barreda sería entregada a la Municipalidad de La Plata “tal como establece la ley”.

”El caso Barreda fue un hecho emblemático para la ciudad y el país entero y siempre se planteó que sea una casa que se recupere para los derechos de las mujeres. Desde que llegamos al ministerio nos pusimos esto como objetivo”, dijo en aquel momento la funcionaria provincial.

En otro aspecto, Díaz lamentó que “hubo resoluciones que se deberían haber tomado mucho tiempo antes” porque la casa está destruida y la la inversión requerida para recuperarla es “inmensa”.

 Centro de memoria

 Al cumplirse los 30 años del cuádruple femicidio, en noviembre último, el Gobierno bonaerense señalizó como espacio de memoria la casa donde en 1992 el odontólogo Ricardo Barreda asesinó a su esposa, Gladys McDonald (57), a sus hijas, Cecilia (26) y Adriana (24) y a su suegra, Elena Arreche (86). 

En dicho acto, la ministra Díaz anunció que en la casona habrá un espacio de memoria y políticas públicas para la prevención de las violencias. 

Al respecto, se anunció que la casona donde aquel 15 de noviembre de 1992 Ricardo Barreda asesinó a sus hijas, esposa y suegra será reconvertida en un centro para la atención de mujeres en situación de violencia de género y administrada por la municipalidad de La Plata. 

Desde el Gobierno bonaerense se remarcó que desde ese entonces con esa placa que designa el inmueble como "Centro de memoria activa feminista" va a haber un lugar más adonde acercarse "ante situaciones de violencia" y en el que se va a "hacer un proceso de memoria que repara, que tiene que tener los capítulos de la infamia del machismo que celebró el femicidio".

"Centro de Memoria activa feminista. Elena Arreche (86), Gladys McDonald (57); Cecilia Barreda (26) y Adriana Barreda (24) vivieron en esta casa donde luego fueron víctimas de femicidio. Recuperar este espacio y transformarlo en sitio de memoria constituye un acto de reparación desde el Estado para la prevención y erradicación de las violencias por razones de género", se lee en la placa transparente colocada junto al portón negro del frente de la vivienda situada en calle 48, entre 11 y 12.

Hasta el momento, todo sigue igual que antes. La inversión requerida todavía no llegó.

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