Valentino Colombo, el modelo y pastelero platense que se postula para entrar a Gran Hermano: “Esto puede ser un gran desafío”

Tiene 25 años y hace 13 que está en el mundo del modelaje. “Soy una persona muy transgresora y no me gustan las reglas”, dice en el video que publicó en su Instagram que se hizo viral. Dialogó a solas con Capital 24 y cuenta que su mayor sueño, si gana el premio, es poner una casa de té y viajar por el mundo.

Región06 de agosto de 2025
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Por Florencia Mascioli, de la Redacción de Capital 24 

 

Con la Catedral de La Plata de fondo, Valentino comienza a grabar un video en el que construye una bio que repasa características de su personalidad, sus pasiones, lo que le gusta y lo que no. Su presentación fue furor en las redes sociales por su desprejuicio y su espontaneidad, además de por mostrarse tal cual es –o tal vez no, porque termina la filmación diciendo que no todo lo que dijo es cierto-.

Su gran sentido del humor hace que como platenses estemos orgullosos de su postulación a la casa de Gran Hermano y, en diálogo con este medio, nos cuenta cómo surge la idea de presentarse: “La idea comenzó cuando dije ‘esto para mí puede ser un gran desafío’; más allá de la exposición, convivir con gente que uno no conoce tanto tiempo es un poco fuerte, es muy movilizante pero yo hace un año me fui a vivir solo a Italia, me tuve que adaptar, aprender un nuevo idioma y siento que de ese desafío de entrar a la casa de Gran Hermano ya tendría el 50% hecho”.

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La estrategia

 

Valentino le cuenta a Capital 24 que “lo que puedo llegar a esperar de esa casa es encontrar gente muy diferente y cada persona va a entrar con su personaje: yo ya estoy mentalizado de que si entran 30 personas, van a entrar 30 personajes y cada uno va a ir a jugar con nuestro yo y nuestro personaje. Va a ser algo difícil entrar y conocer a la gente que, a veces a lo largo del juego, pareciera que se olvida que son personajes, algunas más fuertes y otras más sumisas: eso sería un desafío, empezar a convivir, a llevarme bien y hacer una estrategia. También pienso desde mi personaje es poder entrar y divertirme, ya sea con los demás o a costa de ellos. Me gusta llegar al límite de la paciencia de los demás”. 

Agrega que “lo que yo creo que puedo aportarle a la casa es el factor sorpresa, soy una persona muy espontánea, siempre salgo con algo nuevo y no tengo filtros. Aprendí que no tengo que tener vergüenza de mí mismo, hoy no me importa la opinión ajena. Suelo ser muy creativo, muy malo, vengativo, tengo ese toque de picardía en contra de los demás, llevarlos a su límite y hacer que se molesten. Podrían pasar dos cosas si entro a la casa: una es que me echen por molesto e insoportable y parte de mi plan es cada uno se vaya yendo por llegar a su hartazgo por mi propia presencia”.

Además, le comenta a este diario: “siento que tengo que entrar a la casa porque tengo una personalidad que no se ha visto mucho en los diferentes programas. Me considero bastante espontáneo, malo, pícaro, que planea bastante lo que va a hacer así que yo ya tengo en mi cabeza que mi personaje va a hacer enojar a otro personaje y que ese personaje va a querer reaccionar, y yo voy a meterme en mi personaje jugando psicológicamente con el otro”.

 

Un sueño de fondo

 

Valentino es pastelero. “Quiero terminar de cumplir con un desafío que es entrar y ganar pero no solamente ganar el juego sino que yo tengo también un objetivo detrás que es poner una casa de té en La Plata o en Buenos Aires porque yo soy pastelero, me dedico a hacer tortas, budines y cosas dulces. Y un proyecto u objetivo a largo plazo, como sueño, objetivo y meta, es poder ganar el programa para apalancarme del premio y decir ‘ahora voy por el objetivo más grande’”, le cuenta a este medio.

Además, relata: “Mi sueño, a corto y largo plazo, es poder abrir mi casa de té, hacer alguna otra carrera de pastelería, perfeccionar los conocimientos. A largo plazo mi idea es tener varias casas de té que me den una libertad financiera que es la que yo busco para poder viajar: mi gran sueño no solo es recorrer el mundo sino aprender muchos idiomas, absorber de otras culturas, aprender a ponerme incómodo y nuevas formas de sociabilizar. Me gusta la idea de que estando afuera, viviendo como yo hice, me hizo independizar, me hizo ser una persona mucho más desapegada, crecer desde lo mental y de lo espiritual”.

 

Sus musas inspiradoras

 

Con mucho orgullo, destaca que “hace 13 años que hago modelaje. Esta pasión nació porque cuando yo nací, en mi casa había siete mujeres, tres de las cuales fabricaban ropa, mi mamá, mi abuela y mi tía. Yo desde muy chico hasta los 11 años me crié en ese mundo de ropa, de telas, de viajar a Buenos Aires a buscar moldes, mi abuela que cocía, mi tía que tomaba talles, las mujeres que iban a mi casa y se probaban. Me crié en ese ambiente de moda, de glamour y de mucha pasión. Mirábamos revistas de moda de ese momento y decía ‘cómo me gustaría estar ahí’”.

Y expresa que “el modelaje representa para mí es ver a esas tres personas dándolo todo por su sueño, estaban construyendo su propio emprendimiento. El modelaje es un ambiente que requiere de mucha paciencia, donde tenés que ser muy estricto con vos mismo: es casi una disciplina que uno tiene que tener”.

 

Sus comienzos en el modelaje

 

Por otra parte, Valentino cuenta que “el modelaje masculino es muy flexible pero suele ser muy exigente con las alturas, con el tipo de cuerpo.  A mí me pasó que yo me empecé a frustrar que no servía para el modelaje porque nadie me llamaba ni me tenía en cuenta y en un momento me empecé a decir que era feo. Las agencias de modelaje buscan un tipo de perfil en el que no todos entramos, porque buscan ciertos rasgos y colores de pelo y eso no hace que uno no sirva para esto, sino que no calificamos con esos rasgos. No siempre vamos a encajar en los perfiles de las agencias y eso no significa que uno no sea capaz de dar lo mejor”.

Y relata su maravillosa experiencia cuando se fue a vivir solo a Italia, persiguiendo su sueño de modelar: “Me fui solo a Italia un año, fue una experiencia inolvidable, te marca para toda la vida. Más allá del objetivo que yo tenía con el modelaje, me abrió mucho la cabeza. Fue un cambio enorme, me mudé sin saber nada del idioma, solo sabía decir ‘hola’ y ‘gracias’. Haberme encontrado con esa dificultad fue una de las primeras experiencias que me voló la cabeza. Me llevó mucho tiempo pensar que ‘estoy a 13.000 kilómetros de distancia de mi casa’. Tuve la oportunidad de participar en Milano en una producción de fotos con un chico de la Ferrari Fashion School que estaba dando su tesis y yo fui su modelo fotográfico. Pude ir a Roma, participé de una sesión de fotos, también fui a Bari y todas esas experiencias me hicieron aprender a estar solo, a convivir conmigo mismo, a estar en silencio. Y si pude estar ahí fue la persona que siempre está conmigo y me banca, que es mi mamá. Toda la inmensidad que yo construí de mi persona no lo podría haber hecho si no estaba mi mamá atrás mío”.  

Por último destaca que “si me dijeran que ya entré a la casa, sería un logro enorme, siento haber ganado que puse mi tiempo, solo en silencio, a una idea le di vida en un video y eso me hace sentir ganador porque todo lo que me puedo proponer de forma mental, llevarlo a lo concreto puede tener el éxito que yo busque. Me daría una alegría inmensa saber que lo logré por mis propios medios, sin que me ayuden, con creatividad. Y la frase que me tatuaría sería ‘lo logré’”.

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