Un jardín de La Plata suspendió sus clases por un hecho de inseguridad

El establecimiento está ubicado en Diagonal 115 entre calle 42 y 42 bis y hace menos de un mes, a mediados de junio, también se dio la misma situación.

La Casa del Niño de La Plata es un establecimiento de educación no formal que recibe niños de 3 a 16 años en contraturnos con sus escuelas, donde se realizan talleres, apoyo escolar, actividades recreativas y culturales, como así también se les brinda asistencia alimentaria de desayuno, almuerzo, merienda y un servicio de transporte a cargo de la comuna.

En ese robo de principios de junio, los delincuentes ingresaron por el techo durante la madrugada y lograron llevarse un televisor, estufas, ventiladores, alargues, una procesadora, un parlante y una pava eléctrica. 

Con un esfuerzo económico de la gestión municipal y algunos aportes de las familias, habían logrado reponer todo esto casi en tiempo récord. Pero esta vez, de nuevo de madrugada, dos ladrones ingresaron por el techo para llevarse el mismo botín con algunos agregados. A los elementos ya mencionados, se suman algunos alimentos que estaban destinados para ser entregados a las familias de la comunidad y hasta bolsas de juegos de los niños.

“Esto afecta directamente a los chicos porque hay que explicarles que no tienen clases porque se robaron todo”, contó con angustia una abuela de un niño a este diario.

Las autoridades del jardín no sólo realizaron la denuncia sino que también se pusieron en contacto con la Secretaría de Educación del Municipio de La Plata que está bajo las órdenes de Paula Lambertini, en busca de algún tipo de solución. 

Lambertini, en mayo último, estuvo en dicha institución en el marco de la “Semana de los Jardines” para realizar distintas actividades junto a niños y niñas del establecimiento.

Cabe destacar que frente a hechos similares, en otros establecimientos educativos, por ejemplo, optaron por llevarse los elementos de valor. 

En el caso de los docentes de la escuela municipal “Las Algarrobas” que funciona en la localidad de Arturo Seguí, las maestras y los profesores transportan en sus vehículos personales hasta los bidones de lavandina todos los días, dado que también se los roban.

“Es muy triste porque siempre decimos, cada vez que entran, que entran a romper y hacer desastres nada más, porque otra cosa no pueden hacer acá”, concluyó una de las docentes de dicha escuela de la zona noroeste platense.