Condenaron a los cuatro policías por la evasión de presos en la Comisaría Primera de La Plata

Culminó en sentencia el juicio por la espectacular fuga de la seccional de 53 entre 9 y 10. Los reos hablaron de que el “escape” a través de un agujero en la medianera del calabozo había sido a cambio de mucho dinero y retribución de favores en el mundo del “hampa”. Los fundamentos del veredicto.

Región28 de agosto de 2024
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La trama de la cinematográfica fuga de dos presos de la Comisaría Primera de nuestra ciudad a través de un boquete en la medianera, de la que habló todo el país en medios y redes sociales, culminó ayer al arribar en veredicto condenatorio para los cuatro policías que fueron juzgados en audiencia oral y pública en el fuero penal de La Plata. 

La pena fue de tres años de prisión en suspenso para los policías Franco Daniel Panne y Marcelo Cifuentes, por el delito de “falsedad ideológica de documento público” mientras que Cristian Eduardo Silva y Raúl Alberto Moreno fueron sentenciados por el delito de “cohecho”.

El fallo fue dictado por la jueza en lo correccional de La Plata, Claudia Grecco. En la sentencia a la que tuvo acceso Capital 24 y que consta de 37 fojas, la magistrada dio por probado que “por lo menos entre el día 23 y el 31 de julio de 2011 tres empleados policiales -uno de ellos no juzgado en este proceso- que prestaban servicios en la Comisaría Primera de La Plata, solicitaron dinero al detenido Cristian Marcelo Basso, a cambio de facilitarle herramientas que luego utilizó junto a otros dos detenidos, para realizar un boquete en la celda en la que el nombrado estaba alojado; acuerdo que finalmente permitió que Raül Rivero y Jorge Rafael Almirón se fugaran de la dependencia policial; en tanto que quien entregó el dinero, no pudo evadirse, en razón de que su contextura física le impidió salir por el boquete”.

En otro tramo de la sentencia, la jueza sostuvo que en el juicio también se probó que “tres empleados policiales -uno de ellos ya juzgado, Patricio Masana-, que desempeñaban funciones en la Comisaría Primera de esta ciudad, insertaron falsas atestaciones, en las actas de recuento de detenidos e inspección de calabozos, de fechas 30 y 31 de julio del año 2011”.

De esa manera, la magistrada dio por acreditado en el debate oral los delitos de cohecho y de falsedad ideológica por parte de los policías acusados. El veredicto, finalmente, validó el alegato acusatorio formulado por la fiscal de juicio Silvina Langone y la instrucción realizada por la fiscal Virginia Bravo, titular de la Unidad Funcional de Instrucción y Juicio (UFIJ) 7 de La Plata.

La jueza Grecco también dispuso que los policías condenados sean sometidos al contralor del Patronato de Liberados bajo estrictas normas de conducta. En caso de incumplirlas, recaerá sobre ellos una inmediata orden de efectiva detención, derribando la pena en “suspenso” o condicional que se dispuso en este juicio con el monto de tres años. 

En tanto, la magistrada también resolvió que los acusados Silva y Moreno queden inhabilitados de por vida para el ejercicio de la función pública. Mientras que Panne y Cifuentes deberán cumplimentar las costas del proceso.

Al momento de considerar los agravantes de la pena, la jueza ponderó “la pluralidad de personas” que intervinieron en el hecho.

Durante la investigación, la fiscal Virginia Bravo había llegado a procesar a siete oficiales, incluso a los de más alta jerarquía de la céntrica Comisaría de 53, 9 y 10. Sin embargo, con el transcurso del tiempo y el paso por diferentes instancias, la situación de los uniformados de más alto cargo se “fue licuando”. 

El caso, como se sabe, impactó en medios y redes de todo el país, con las imágenes del boquete realizado en uno de los calabozos de la Comisaría y que daba, a la casa lindera. Dos reos alcanzaron a escapar. Pero un tercero, obeso, no logró pasar por el agujero en la pared. Y quedó atascado en medio del boquete. Un policía que hacía de guardia o consigna se topó con esa extraña imagen, de dos piernas y un glúteo regordete trabados en la mampostería de la celda. 

Tal como ha venido informando Capital 24 durante la sustanciación del juicio, los dos reos que alcanzaron a fugarse, Jorge Rafael Almirón y Adrián Saúl Rivero, fueron recapturados en poco tiempo. 

Ambos declararon luego ante la fiscal Bravo que había sido el mismo personal policial el que le facilitó la escapatoria a cambio de dinero y de futuros “trabajos” a modo de contraprestación en el “mundo del hampa”. Esa versión fue corroborada durante las audiencias del debate oral que se ventiló en la sala principal del fuero de 8, 56 y 57. 

En un primer momento, la fiscal Bravo citó a indagatoria a los policías Cristian Eduardo Silva, Raúl Alberto Moreno y Guillermo Diego Salas por el delito de “cohecho”. 

También sindicó al comisario Marcelo Tidoni, por “favorecimiento culposo de evasión”. Y, por último, la fiscal imputó a los oficiales Franco Daniel Panne, Marcelo Cifuentes y Patricio Masana por “falsedad ideológica de instrumento público”. Masana, fue condenado en otra causa y en un juicio anterior, por el millonario robo a la vivienda que posee en un country de City Bell, el ex intendente de La Plata, Julio Garro.

La fiscal Bravo concluyó en aquel momento que la fuga no pudo haberse concretado “sin la evidente colaboración del personal policial de la dependencia”. Ayer, la jueza a cargo del debate oral, Claudia Grecco, arribó a la misma certeza. 

Cuando fueron indagados, los tres internos -los dos que escaparon y el que quedó “trabado” en el boquete- revelaron una historia de película. Dijeron que demoraron tres días en realizar el agujero en la medianera. Y que las herramientas se las había provisto el mismo personal de la Comisaría. 

Los tres detenidos indicaron además que hubo un pacto entre ellos previo a la fuga. Los policías les habían prometido que obtendrían su libertad a cambio del pago de 50 mil pesos. Suma que incluso llegaron a abonarles, en varios tramos. En su testimonio, afirmaron que el policía de apellido “Salas” fue el “recaudador” de aquellas sumas de dinero 

Ese acuerdo, según dijeron, consistía en que, una vez ganada la “calle”, los tres reos tenían que cometer al menos tres hechos delictivos. El primero de los hechos consistía en asaltar un lugar donde funcionaba una “mesa de dinero”, también debían robar a un conocido “prestamista” de La Plata y a una “pareja de ancianos” de sólida posición económica con pensiones y jubilaciones europeas. El hombre “cobraba en dólares y ella en euros”, declararon los “fugados”. 

Las versiones fueron luego cotejadas por la fiscalía de instrucción y acreditadas en el juicio oral. También se comprobó que los reos tuvieron que agujerear los 30 centímetros de la pared más 10 centímetros del hormigón de la celda. Curiosamente, ningún policía “escuchó nada” ni “vio nada” en aquellas largas horas y días próximos a la fuga. 

Otro dato que hizo más espectacular la fuga, que el agujero terminó dando en el patio de la casa de Miguel Ignomiriello, gloria de Estudiantes de La Plata en la década del ‘70, quien residía en la vivienda lindera a la seccional.

La trama contuvo todos los condimentos para un film de triple género: policial, dramático y cómico. Suspenso, muy poco. La fiscalía acreditó que antes de la una de la madrugada de aquel 2 de agosto de 2011, los Ignomiriello saltaron sobresaltados de la cama. En minutos, su casa era “un mundo de policías”. Requisaron los fondos de la vivienda y encontraron una escalera con la que los prófugos subieron a los techos y desde allí ganaron la calle.

Entonces se dispuso un operativo cerrojo. Rivero fue hallado minutos después de las tres de la tarde de ese mismo día, en su propia casa, ubicada en el Barrio Náutico de Berisso, manzana 2 casa 28. Almirón, con domicilio en Romero, fue capturado unos días más tarde. Allí fue el fin de la fuga. Y ayer, el corolario del juicio oral, con cuatro sentencias. Exiguas, por cierto. Pero condenas, a pesar de todo.  

 

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