La otra cara del temporal: los comedores que resultaron inundados

En el comedor de 54 entre 148 y 149 que se llama “Panza llena, corazón contento” juntan donaciones de todo tipo para sostener la olla comunitaria.

“Acá vivimos al lado de los arroyos, entonces llueven dos gotas y se inunda. Ahora estamos empezando a repartir la poca ropa seca que quedaba y buscando leña para cocinar”, contó Santiago, quien atiende el comedor en su casa. A diario asisten 150 personas entre las que hay familias completas, niños y adultos mayores. En el garage de su casa dejó su bicicleta, medio de transporte diario, con cajones de madera que fue a buscar a la verdulería para poder prender el fuego. La olla en la que cocina, mientras tanto, la limpian otros dos vecinos afuera, porque el fin de semana quedó en medio del agua, las ramas y el barro. 

En la zona hay otros comedores que están en la misma situación y entre estos, se turnan los días de vianda para poder cubrir toda la semana. Ellos cocinan los lunes, miércoles y viernes.

“Hoy sobrevivimos a base de la solidaridad de la gente, que nos ayuda con los secos. Los frescos es complicado conseguir y también buscamos precios, entre alitas de pollo, gallina, lo que sea”, agregó. Del espacio también participan Silvia, la pareja de Santiago, su hijo Walter y otras cinco o seis personas. “Queremos poner unas mesas a lo largo para que se coma acá, pero es tanta la gente que estamos con modalidad de vianda”, remarcó.

Además de esta zona de Los Hornos, también están juntando donaciones en el Comedor “Carita Feliz” de Puente de Fierro, en 84 entre 18 y 19 y otro ubicado en calle 36 bis y 183 que se llama “Comedor por siempre paz”. Estos espacios son el punto de referencia para los vecinos, por lo tanto allí se juntan las donaciones como también se hacen las filas para pedir.

“Todos los días se acerca gente, sobre todo gente grande. Me da mucha tristeza que un viejo venga a pedir un puré de tomate y por ahí no lo tengo. Es una angustia. Porque los chicos tienen que comer todos los días”, enfatizó. En su relato, Santiago se refiere al dato relevado en el último informe publicado por UNICEF, en el que se constata que en Argentina un millón de chicos se van a dormir sin comer. 

“Con los jubilados pasa lo mismo, es como un descarte. Acá a veces vienen a pedir remedios y activamos una red solidaria por redes sociales, para cuidarlos”, concluyó. 

Si bien muchos concurren a la UPA de Los Hornos de calle 66 y 153, algunos frentistas relatan que no tienen insumos suficientes. 

Luego de la tormenta, en el barrio quedó roto parte del asfalto, como también mucha basura acumulada y bolsas destruidas por los perros callejeros.